Fidel Gómez
30/10/00
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- Nos vamos acostumbrando, y no se si eso es bueno o es malo. Ayer volvimos a ver al Glorioso ganar fuera de casa en un partido de Primera. Además, rompiendo una racha notable en un equipo llamado revelación, y colocándose a tiro de piedra de la cabeza de la Liga más cara del mundo.
- Tengo una teoría al respecto. Los que llevamos años siguiendo al Glorioso estamos acostumbrados a ver al equipo casi siempre arriba. Lo estaba en la época de Tercera, lo estuvo -antes y después- en Segunda B, volvió a estarlo, salvo excepciones, en Segunda, y ahora, en Primera, salco en el año inicial, seguimos en las mismas. Así que no nos sorprenden las alturas. Y para la gente que se ha subido ahora al carro, acostumbrados a ver en la tele la Champions y demás, el ver al equipo arriba es por lo que han pagado.
- O sea, que nos movemos en un entorno aparentemente natural para el equipo. Y no es así. Con la victoria ante el Rayo el Alavés se ha afincado, aunque sea temporalmtente, en una élite de clubes realmente reducida. Clasificatoriamente, el Alavés es a día de hoy uno de los veinte primeros equipos del mundo. Si hubiese una Primera División del fútbol planetario, los albiazules estarían en ese grupo selecto. O, al menos, es lo que dictan los resultados, esos jueces que saben poco de presupuestos y menos de estrellatos mediáticos. Y en esa ficticia liga mundial, veríamos normal que el equipo estuviese arriba.
- Tenía miedo al partido de ayer. El Glorioso venía de jugar un cómodo choque en Lillestrom, con solo un par de días para centrarse en el choque ante el Rayo. Los madrileños llegaban invictos, con vitola de equipo revelación. Peligro.
- Una vez más volvió a ayudar el marcar pronto. De nuevo Javinho, en una jugada de clase con un poquito de fortuna, puso por delante a los gasteiztarras. Por delante quedaban ochenta y tantos minutos, en los que los de Mané volvieron a pasar por un abanico de situaciones para poner a prueba los nervios y la concentración de la escuadra más templada del campeonato.
- La cosa tuvo desde ocasiones clarísimas -incluso un penalti- a favor de los alavesistas hasta postes en contra. Desde dominio del tempo de juego hasta momentos de agobio. Desde destellos de juego rápido hasta la defensa de trincheras, con ocho tarjetas en el morral.
- Pero, de nuevo, todos los factores acabaron por sumar a favor del Glorioso y nos encontramos con tres puntos más, unos puntos que nos permiten soñar, durante al menos tres días, con que todo esto sea de verdad.
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