Fidel Gómez Vitoria, 22/diciembre/1.999
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- ¡Qué pena! El de ayer fue uno de esos partidos en los que un equipo pone el esfuerzo y otro se lleva los puntos. Esta vez nos tocó el curro y la cara de tonto posterior. Otra vez será al revés.
- A priori, perder con el Madrid puede ser algo previsto. Decía Torres Mestre tras el partido que, de perder, esta es la mejor manera. No lo se... creo que lo sucedido es consecuencia de la sutil diferencia que existe entre Alavés y Madrid. Nosotros tenemos que pelear mucho y acertar casi todo para ganar. Los merengues tienen tanta calidad amontonada que te pueden resolver con tres chispazos.
- Ayer ganó el Madrid porque tiene gente como Hierro, que puede estar para el asilo pero que saca todavía algún libre directo magistral. O como Guti, discutido, mayormente gris en la temporada, pero que te engancha balones desde 30 metros que salen de su bota con efecto de sacacorchos y acaban haciendo un tirabuzón para entrar por la escuadra, ante la cara de póker de Herrera. Encima tienen un poco de suerte y en una jugada de estrategia el balón pega en el pie oportuno para desviarse lo justo como para descolocar de nuevo a un Herrera, esta vez ya más negro que el cogote de Anelka.
- Poca cosa se puede objetar a la victoria de esa manera. El Glorioso ganó a los puntos, quizás no tan claramente como reclamaba Mané, porque los blancos -ayer de negro- mostraron también oficio y colocación en la segunda mitad, e hicieron lo suyo para matar el nervio albiazul. Pero el partido se decidió por KO, y en eso, los de Del Bosque -a este tío le pueden acabar sacando chistes a lo Morán, porque tiene una pinta de despistado que no puede con ella- son maestros. Tiene pegada, y de vez en cuando la sacan y resulven.
- Yo le pondría algún pero al trabajo, en líneas generales bueno, de los albiazules. Faltó un poquito más de mordiente en la medular, donde eché de menos, por primera vez, a Astudillo. Fuimos un poco pardillos con las tarjetas, sobre todo Contra, cuya segunda amarilla, tal y como estaba el patio, debía de haber evitado. Y sobró un poquito el querer resolver las cosas por cuenta propia.
- Son peros menores en cualquier caso. Si en el partido de ayer el rival no hubiese sido el Madrid, sino otro equipo con algo menos calidad individual, probablemente la victoria hubiese quedado en casa. No fue así, y toca aprender de la derrota, mirarla con perspectiva dentro de la trayectoria liguera y no dejarse afectar demasiado. El equipo sigue en la zona noble, con un balance clasificatorio excelente y con unas perspectivas muy favorables para la consecución del objetivo marcado, que no es otro que la permanencia. Pueden todos ir a comer el turrón tranquilos.
- Así parece que lo entendió la gente. Ayer volvió a haber magia en la grada, animosa como casi nunca lo ha estado desde que se derruyó la General. Los aficionados despidieron al equipo con una gran ovación tras el choque. No era para menos: los de Mané están haciendo una gran liga, y ayer derrocharon ganas y desplegaron un fútbol aceptable ante un gran rival. Eso hay que premiarlo.
- No me gusta hablar de los árbitros, pero ayer Mané tenía razón cuando señaló que Pérez Burrul pitó muy a lo cómodo. La jugada del posible penalti a Kodro que terminó en tarjeta para el bosnio fue un botón de cómo se puede condicionar un partido sin estridencias pero con contundencia. Desde luego, el pitolari no contribuyó a elevar el pobre nivel que el arbitraje español está marcando esta temporada en Mendi.
- Y, para la anécdota, dos cosillas: seguimos sin saber cómo delebra los goles Anelka -que ayer la tocó tres veces en los minutos que estuvo en el campo- y los tornos decidieron hacer huelga en Preferencia, con lo que los aficionados tuvimos que entrar por un lateral. Me pega que vamos a seguir teniendo batallitas con los tornos hasta la primavera.
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