Terapia en Mendizorroza

El Alavés recibe a un rival deprimido clasificatoriamente con el objetivo de no perder la estela del Amorebieta.

La pretemporada es el momento idóneo para la euforia en el fútbol. Proyectos de relumbrón, entrenadores con un marcado caché y demás sinfín de promesas que seducen a no perder la estela del equipo. No obstante, las promesas no siempre son veraces, y de eso saben un rato los aficionados de Alavés y Salamanca, que esta tarde miden fuerzas (18h; Mendizorroza) con un presenta que distan bastante del boceto que se presentó a finales de verano.

No viven ni alaveses ni salmantinos su mejor momento deportivo. El Salamanca, una entidad con 12 años en la máxima categoría, perece ahora en la división de bronce, donde el Alavés suma su tercer asalto por dejarla atrás. Las promesas que los dirigentes charros realizaron no han llegado a brotar tanto y tan alto como una deuda de 25 millones que pone al octogenario club castellano al filo del precipicio.

El dato que mejor ejemplifica la situación de los salmantinos es su posición en la tabla. Su novena posición actual significa su tope esta campaña, donde han vivido mas cerca del infierno que del paraíso. Sin ya objetivos tangibles de por medio, salvo una milagrosas clasificación para la Copa, los pupilos de Pablo César Zegarra arribarán en Mendizorroza con no más objetivos que situar al Salamanca en la posición más digna posible.

Para ello, el técnico peruano deberá reestructurar algunas posiciones del campo debido a las sanciones. Marcos Márquez, el máximo artillero del equipo, no ha viajado a Vitoria ya que, al igual que Sergio Reyes, vio la quinta amonestación la pasada semana. Sin intención alguna de retocar su 4-2-3-1 habitual, Zegarra pondrá a los mandos a un exalbiazul, Pablo De Lucas, y dará carrete en punta al canterano De la Nava, una de las pocas notas positivas de esta campaña. Por los costados será por donde tratará de infundar temor a la zaga albiazul, donde la velocidad de Lampereur y De Gomar mantendrá en jaque a Óscar Rubio y Salcedo respectivamente.

Tampoco puede el Alavés presumir de una enfermería bajo mínimos. A las bajas de Luis Prieto y Fachán se les han unido Azkorra y Rangel. El cancerbero, ausente en Burgos por primera vez en toda la temporada, volverá a ceder el testigo a Álex Sánchez, toda vez que ayer no pudo superar la prueba definitiva, en la que evidenciaba gestos de dolor en el golpeo. Con Moya como acompañante de Quintanilla, casi todo el frente de ataque depende de la presencia o no de un hombre: Sendoa.

El vizcaíno acumula bastantes meses arrastrando unas molestias en la rodilla que la semana pasada no le dejaron entrenarse. No obstante, Granero se vio obligado a adelantar su vuelta al grupo para completar la convocatoria. Esta semana, ha entrenado con normalidad, aunque Granero se mostró prudente con la participación del mediapunta. “Sendoa está para lo que el equipo necesite; si lo creo oportuno, saldrá de titular”. En caso de hacerlo, Salcedo seguiría partiendo desde el lateral y por delante Meza Colli, Casares y el propio Sendoa formarían la línea previa a Geni.

De no ser de la partida desde el pitido inicial, las variantes son múltiples. La más lógica apunta a dar continuidad al equipo que goleó en Burgos. Es decir, Indiano actuando desde la mediapunta y con Casares y Meza Colli por los costados. También podría actuar el madrileño en el doble pivote junto a Lázaro, siempre y cuando Sendoa sea de la partida y Javi Rubio se vea relegado al banquillo. El triunfo del Amorebieta frente al Sestao (3-0) deja al Alavés ante una ecuación de simple despeje: victoria o victoria.