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Glorioso-Osasuna: reflexiones personales tras el partido

21/1/2003 - 00:00 - Enviada por fidel
¡Vaya dos partidos hemos tenido esta semana pasada en Mendizorroza, y vaya año que nos viene dando la línea defensiva! Tenemos una defensa que falla de vez en cuando con errores de repercusión en el marcador. Cuando no es un delantero que supera por velocidad a nuestros zagueros es una jugada -o contrajugada- de estrategia que deja en evidencia el dispositivo defensivo albiazul. Ese lastre, que llevamos arrastrando toda la liga, es lo que no nos deja salir de la zona media baja, a fuerza de robarnos puntos.

Porque el equipo tiene momentos buenos de juego, crea ocasiones y, de vez en cuando, marca goles. Coincido con Mané en que el equipo va por buen camino, al menos en parte. Estamos viendo en los últimos partidos en casa, y en varios lejos de Mendizorroza, un Alavés con más capacidad de creación, que afronta los partidos con más capacidad de mando sobre los mismos. No es una situación que se de durante todo el choque, pero sí durante buena parte del mismo, como en el caso del domingo ante Osasuna. Esa capacidad para crear peligro suele coincidir con la presencia de Adrian Ilie en el campo. Una vez más, el rumano mostró que es bueno y que hace mejores a sus compañeros. Parece que su contrato está ya claro -siempre debió de estarlo, pero en el entorno del jugador parece que buscaron sacar de donde no había, al menos para ellos- y que sus problemas físicos solo coinciden con partidos de Copa, por lo que, eliminados de la competición del KO, podemos tener líder del equipo para toda la segunda vuelta. Si no se rompe. Este domingo, el choque cambió como del agua al vino cuando el rumano hubo de irse. Si esto sigue así, acaberemos cantando todos en el campo, parafraseando lo que hacían hace años los seguidores de Independiente refiriéndose a su ídolo Bochini, aquello de:

"Solo le pido a Dios,
que Adrian Ilie juegue para siempre.
Siempre para nuestro Deportivo,
para toda la alegria de la gente."


Por cierto, y para cánticos, los de la gente de Osasuna el domingo pasado en Mendi. Mi primer recuerdo de una afición volcada en Mendi tras un equipo distinto del Alavés se corresponde con la de aquel Osasuna de Iriguíbel, Echeverria y demás que consiguió ganar el ascenso en los últimos partidos superando, entre otros, a un Alavés que no tuvo fuerzas para acabar lo que había empezado muy bien. Algo similar a lo ocurrido este domingo en el terreno de juego. Faltaron fuerzas, se erró en la táctica, se pagaron errores antiguos cuyos efectos van aflorando... ¡quién sabe!

Por lo demás, cada vez tengo una mayor sensación de estar viendo el final de una época, de lo que podríamos llamar "el ciclo de Dortmund". No una crisis coyuntural, que se puede solucionar ganando dos partidos -entre otras cosas, porque esos dos partidos hay que ganarlos, y no se está dando precisamente el caso- sino algo de más calado. Uno ve cómo las soluciones que valieron durante años ya no sirven: antes pillábamos a todos los equipos en fuera de juego cuando nos sacaban una falta un poco ladeada, ahora todos los sacadores de falta amagan antes de darle a la bola; antes, los planteamientos de los partidos nos llevaban a ganarlos al final, ahora llegamos ahogados a los últimos minutos, y nos suelen hacer gol; antes, jugar la liga con quince nos salía bueno, bonito y barato, ahora se nos lesionan de tres en tres y, además, todos de la misma posición; a este equipo costaba sangre hacerle un gol, ahora cuesta creerse que no le hagan al menos uno por partido, y demasiado frecuentemente con la colaboración involuntaria de algún jugador albiazul vía fallo clamoroso; antes descubríamos talentos en equipos de segunda fila, y ahora equipos campeones se llevan lo que no queremos para formar parte de sus proyectos... hacer las cosas como se hacían hace dos y tres años ya no conduce al éxito, sino que nos da apenas para mantenernos en el vagón de los que no saben qué quieren ser en esta liga, y encima en la cola de esa manifestación.

El equipo está viejo, usa ideas futbolísticas que ya están muy vistas por los rivales, anda justito de ilusión, dilapida recursos humanos en un filial con presuntas estrellas de veinticuatro años a las que no se da la oportunidad de "despresuntarse" pese a que en el primer equipo hagan falta minutos de refresco a mansalva, un filial que gana año a año a equipos cuyos jugadores acaban saltando a Primera, donde derrotan a nuestro primer equipo. Se ha entrado en una dinámica peligrosa, en la que no está garantizado el buen fin de la temporada ni siquiera haciendo las cosas bien, porque siempre nos acaba fallando el campo, la luz, el árbitro o el rival, que sabe más que los ratones coloraos. Cuando no hablamos de falta de ilusión, lo que suena de manera similar a como tiene que sonar una queja por empacho en los oídos de quien está acostumbrado a comer pan duro, y solo cuando hay. En fin, que terminemos la liga sin sufrir demasiado -eso, ahora, no me lo creo ni yo- y salvando bien la categoría. Y que el próximo proyecto que nos presente el Consejo no hable de golf, sino que hable de fútbol.