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Kiko: La tristeza de una situación de debilidad suma

13/10/2004 - 15:35 - Enviada por fidel

Me dicen que este miércoles Kiko ha marcado cuatro goles en el entrenamiento. Es una buena noticia para un jugador que está mostrándose en los últimos meses como uno de los peores amigos de sí mismo que existe en el entorno albiazul. El pasado domingo se produjo el penúltimo episodio de una de las historias más absurdas que uno ha visto alrededor del mundo del fútbol. Recapitulemos: Kiko es un jugador que renace para el fútbol cuando el Alavés lo rescata del Aguilas. En el Aficionados se hincha a meter goles, mientras que el primer equipo agoniza en Primera. En una de esas cosas que pasan en el Alavés de vez en cuando, al jugador le suben a entrenar con Aranguren cuando éste se hace cargo del club, pero resulta que no se le podía hacer ficha por cuestiones de edad y plazos, algo que deja a Kiko sin debutar en Primera y hay quien dice que termina de bajar al Alavés a Segunda.

El pasado año, con Mel al mando, Kiko juega entre Liga y Copa 33 partidos y anota siete goles, unos números discretos que velen lo suyo pero que no avalan al jugador como el crack que apuntaba en Segunda B. En esto llega el verano del 2004, con Piterman, Cos y el esquema con cuatro puntas. "Bueno para Kiko", pensé. Un día en fiestas, un conocido común me dice que se va a comer con Kiko, que el jugador se quiere ir, que ve que no tiene futuro en el equipo. "¿Cómo? ¿Que con cuatro puntas por partido Kiko dice que no va tener futuro aquí? ¡Anda ya...!". Pues debía de ser verdad. Por aquel entonces, la oferta -o así- del Poli Ejido de Mel -con quien Kiko tampoco había sido precisamente una primera opción- empezaba a rondar.

Las cosas quedaron más o menos tranquilas cuando empezaron los partidos amistosos. Kiko tenía minutos y marcaba goles, al menos al principio. Algo no debía ir tan bien, cuando la víspera del final del período de fichajes volvió a surgir el rumor: Kiko se quiere ir. De nuevo el rumor del Poli Ejido, conversaciones con el presidente... agua de borrajas. El jugador, con contrato en vigor, y sin que las ofertas que parecían existir hiciesen acto de presencia, continuaría en el Alavés. Días antes, el que sí se fue al Ejido fue Vucko, lo que aclaraba las posibilidades de Kiko cara a entrar en el equipo.

Se inicia la Liga, el equipo empieza a meter goles, Kiko tiene algunos minutos en varios partidos, lo mismo que Thiaw, Lombardero, Santamaría... y, por supuesto, Bodipo y Navarro. Sin embargo, esto no parece satisfacer a Kiko, quien echa cuentas y se percata de que hasta el pasado domingo llevaba cuatro partidos, y que uno más significaría el no poder irse a ningún club de Segunda División en diciembre, cuando se vuelva a abrir el mercado. Y se lo comunica al presidente: si juego ante el Pontevedra, me tengo que quedar aquí todo el año y, ¿qué va a pasar conmigo entonces? De momento, Kiko se cae de la convocatoria y tampoco juega ante la Cultu en Durango. En esas estamos ahora.

La situación para el Alavés es que si Kiko juega algún partido más, renuncia al hipotético traspaso en Diciembre, porque el jugador termina contrato en Junio y se iría gratis. Aunque tampoco es que el fax del Alavés se haya quedado sin papel por la llegada de ofertas por el jugador.

La situación para el jugador es que no se encuentra a gusto como delantero de un equipo que juega al ataque y con muchos delanteros, que tiene visos de ir para arriba, y que está amagando con cambiar eso por una oferta virtual de algún otro conjunto de Segunda División, donde está por ver que pudiese ser titular, y donde están por ver las aspiraciones y el nivel del equipo al que terminase yendo.

Da la impresión de que el Alavés puede prescindir tanto de Kiko como de la cantidad que podría llegar, en el mejor de los casos, por su traspaso, mientras que Kiko está minusvalorando la oportunidad de aportar lo suyo en el ascenso de un equipo a cambio de pasar a un equipo de solvencia económica y deportiva por definir. El jugador está en una posición de debilidad suma, puesto que le liga un contrato con el Alavés, que puede contar con él en la forma y modo que estime oportuno el cuerpo técnico. Pretender una ampliación de contrato sin apenas haber jugado es poco realista -aunque este año en este club puede pasar de todo- y pretender jugar más, cuando el equipo mete goles y otro suplente lleva cuatro golicos en cuatro raticos, parece por ahora una petición imposible de ser satisfecha sin cometer una injusticia y un error futbolístico de dimensiones cósmicas.

El caso es que tenemos "caso Kiko". La situación del jugador ha venido como anillo al dedo a quienes buscan algo que reprochar al equipo para poder justificar sus críticas al presidente, puesto que es una nota disonante en un conjunto que juega bonito y consigue resultados, por lo cual lo que pueda suceder tendrá bastante eco interesado. Lo cual hace que esta absurda situación sea todavía más triste, si cabe, porque ya lo es mucho el ver cómo un jugador se empecina en dar pasos atrás en su carrera.