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Glorioso 2 - Real Sociedad 0: Los albiazules muestran su potencial

09/9/2001 - 14:46 - Enviada por fidel
Ya solo quedan treinta y nueve puntos para la permanencia. Puede que no sea la manera de empezar una crónica que merezca el partido realizado por el Glorioso ante la Real, pero quizás nos ayude a no perder la perspectiva de lo que somos, en unos momentos en los que el equipo en el campo reivindica un respeto que desde otras instancias del club dilapidan con el pío pío. Quedan treinta y nueve puntos, una cantidad que este equipo parece capaz de lograr poco más allá del inicio de 2.002, si cumple las promesas que nos hizo ayer: seguridad defensiva, resolución delante, equilibrio y clase, mucha clase, tanto en el campo como en el banco.

Tampoco hay que volverse loco tras dos victorias en dos partidos, ni tras el buen tono en general que el equipo mostró ante la Real. Ni el Glorioso es el Brasil del 70 ni Magno es Rivelinho. La liga es larga, y hay tiempo para varios baches con su recuperación correspondiente. Así que quedémonos con lo esencial. Por ejemplo, con la profundidad de banquillo que tiene este Alavés, algo inusual en los últimos tiempos. Además de los once titulares, jugaron un tal Witschge, un tal Vucko y un tal Begoña, y se quedó sin salir, por ejemplo, un tal Karmona... Este año Mané se puede marear de hacer rotaciones, sin merma de calidad en el once. O, también esencial, el que el equipo tiene asimilado hasta los genes el sistema de juego, y lo interpreta de manera natural.

Lo demás, de momento, lo tomaremos como circunstancial. Por ejemplo, la buena forma de algunos jugadores antes discutidos, como Kike -de nuevo excelente- o Magno, la avanzada adaptación de Coloccini, la calma que transmite tener un derecho como lateral derecho y un zurdo como lateral zurdo, la clarividencia de Jordi, o la concentración de Astudillo.

Hay cosas que mejorar, por supuesto. La más clara, a mi juicio, es la incorporación de Mara al equipo. El jugador parece tener facultades, se ofrece, busca la pelota... pero durante largas fases del partido parece invisible: no rasca bola. Es como la historia de Djolonga el pasado año. Sin embargo, otras veces asume la responsabilidad con la bola en los pies. Entonces puede pasar cualquier cosa, aunque la falta de ritmo y cierto individualismo desactiva el peligro latente. Hay trabajo por delante, pero el potencial parece grande.

Y no quiero acabar sin hablar de Pablo. El mejor, a mi juicio, en un partido con otra gente -Jordi, Kike, Coloccini, Téllez...- rayando a alto nivel. ¿Por qué el mejor? Con toda la subjetividad del mundo, lo reconozco, su trabajo me ha encantado. Que tiene calidad para dar y tomar es de sobra conocido. Pero es que, además, se ha fajado con Jojlov hasta sacarlo del partido, ha trabajado en la recuperación de la pelota, serio defensivamente, sin perder un ápice de calidad, con pases magistrales, como el que ocasionó el penalti a Vucko. Ha sido bueno en lo que suele serlo y en lo que no acostumbra, con el esfuerzo que eso supone. Y eso lo valoro mucho. Y más no siendo ni brasileño, ni holandés, ni argentino, sino de aquí, lo cual a veces le supone un extra de críticas. Excelente entre excelentes. A seguir así.