Los canarios no hacen ni pío
29/10/2001 - 09:17 - Enviada por Asier
Al llegar a casa tras el enfrentamiento entre Alavés y Las Palmas, que acabó con un corto 1-0, me aventuré a escribir mi semanal crónica del partido. Al comenzar, me encontré con un ligero problemilla: no había nada para comentar. Fue un partido soso, aburrido, con la única jugada digna de mención, la del gol, exceptuando algún espejismo de calidad mediante las botas de jugadores como el crack Coloccini, Jordi o Witschge. El resto, sí, se empeñaban en hacerlo bien, lo mejor posible, pero, por lo visto, el espectáculo se quedó en la caseta.Así, y sin quererlo, me encontré con que, en un solo párrafo pude resumir todo un partido de la liga de las estrellas, 90 minutos que en otras ocasiones hubieran dado hasta para escribir un libro. ¿A qué recurrir para llenar el resto de página? ¿Qué contar para que no quedara una crónica raquítica? En fin, la crónica se quedaba coja.
De esta manera, decidí posponerlo al día siguiente, a la espera de inspiración. Así, tras oír comentarios en radio, TV, etc. y leer alguna columna acerca del partido, me di cuenta de que el partido que a todos nos pareció tan soso y rutinario, se había convertido en un partido muy importante para algún personaje y sus mundos estadísticos:
Resulta que Magno, celebraba su partido número 100 con la camisola albiazul y ¿qué mejor para celebrarlo que raparse la cabeza, aunque fuese por una apuesta perdida con su mujer, cuyo contenido no ha querido desvelar a la prensa? Por otro lado, Mané igualaba a Txutxi Aranguren en número de partidos dirigidos al equipo albiazul, es decir, 211 partidos. ¡A ver quién lo supera!
Cambiando de tercio, Fernando Vázquez, el entrenador del rival, a quien pudimos romper la estadística positiva de sacar algún punto en todos sus "encontronazos" con su coleguilla babazorro, lo cual, a su vez, seguía privando al equipo canario de sacar algún punto de sus visitas a Mendi. Un mal partido para las estadísticas del rival.
Gracias a estas curiosos aspectos del partido, conseguimos darle un poco de color, un tono algo diferente a un partido aparentemente sobrio y gris. En fin, con dos simples curiosidades, hemos dado algo más color al descolorido triunfo.