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El hijo pródigo de Ponferrada

29/4/2012 - 01:08 - Enviada por Kevin Fernández

Granero vuelve al Toralín, estadio donde ha logrado dos ascensos, y a la capital del Bierzo, lugar del equipo con que hizo historia en 2010.


No acostumbra el fútbol a ser un deporte con memoria. Tan pronto sitúa a sus protagonistas en la cresta de la ola como en el fondo del mar. En la mayoría de casos, los títulos y la serie de resultados tienen mucho que ver. Ambas afirmaciones constituyen una verdad a medias, ya que la localidad leonesa de Ponferrada no ha olvidado a José Carlos Granero (Chella, Valencia; 1963) pese a que, una espantosa racha de resultados le apartó del equipo 7 meses después de ascenderlo al fútbol profesional. Esta tarde, Granero retorna al Toralín, cuyas puertas siempre tiene abiertas.


La llegada del preparador valenciano a la localidad castellana se produjo con cinco ascensos a sus espaldas y un recuerdo reciente en El Toralín. En ese feudo había certificado, un año antes, el ascenso a Segunda División con un Alicante al que él mismo dirigía. Su carta de presentación era la idónea para una entidad que, tras un trío de proyectos estériles, buscaba el retorno a la categoría de plata.


Nada más embriagarse del aroma de Ponferrada, José Carlos Granero resumió en pocas palabras su objetivo: “La Ponferradina es un club de Segunda 'A' aunque esté en Segunda 'B'”, afirmó en su presentación. El listón había quedado muy alto, pero su equipo supo estar a la altura de las circunstancias. Con 75 puntos de 114 posibles, la Ponferradina concluyó la fase regular en lo alto de la tabla, 9 puntos por encima del segundo clasificado (Eibar) y 13 sobre el Alavés, el equipo que quedó a las puertas de la promoción. A día de hoy, sigue siendo ese el mejor registró histórico de la Ponferradina.


Desde su debut oficial en el partido de Copa frente al Eibar hasta la derrota frente al Numancia que le costó el puesto de trabajo, Granero ha estado al frente del conjunto berciano en 64 partidos. El producto final le sonríe, ya que suma un total de 26 victorias, 22 empates y 16 derrotas. Al margen de esa treintena escasa de victorias, destaca que en 20 partidos su portero no vio perforado su arco y que, con tan solo 21 goles en contra, fue la escuadra menos goleada de toda la división.


La victoria más especial que guarda Granero en el coqueto estadio leonés se remonta al 23 de mayo de 2010. Después de superar al Sant Andreu por la mínima (0-1) en el Municipal Narcís Sala barcelonés, a la Ponferradina le tocaba rematar la faena del ascenso a Segunda. Tras un partido medianamente controlado, el equipo catalán igualó fuerzas a falta de 8 minutos para el cierre de la eliminatoria. Tras no variar el electrónico en la prórroga, catalanes y bercianos se vieron obligados a sortear el billete a la división de plata desde el punto fatídico.


No fue hasta la novena cuando tuvo lugar el veredicto. Después de un pleno en los 17 primeros lanzamientos, Tarradellas, un ex de la Ponferradina, disparó contra Mackay, meta blanquiazul. “Es el ascenso de todo el Bierzo”. Con esa frase repartió Granero el mérito de una hazaña únicamente lograda por la Deportiva en la campaña 2005/06. Enunciado que, además, refleja a las claras su total integración en la comarca leonesa.


Sin embargo, la temporada de vino y rosas en Segunda 'B' dio paso a otra nubes y pocos claros en Segunda 'A'. Con el equipo rezagado en la penúltima plaza y tras haber sumado 3 puntos de los últimos 18 en juego, la directiva rompió su matrimonio con Granero. Dos días después de la goleada que les infringió el Numancia en El Toralín (0-4), la directiva encabezada por José Fernández comunicó el cese, poniendo el punto y final a 558 días que Granero calificó como un “ciclo precioso”.


Quince meses después de su salida de un estadio “especial” para el entrenador, seis jugadores son el legado de la no tan lejana etapa de Carlos Granero en Ponferrada. Alcaide, capitán, Jano, Jonathan Ruiz, David Malo, Yuri y Rubén Valle son los únicos supervivientes en la plantilla que ahora comanda Claudio Barragán. En el caso de los tres últimos, fueron jugadores que el propio Granero fichó de cara al proyecto que acabaría consiguiendo el ascenso. Esta tarde, Granero se verá invadido por una infinidad de recuerdos, no en vano, el presidente del club le afirmó que “La Ponferradina siempre será un amigo tuyo”. Sin embargo, y en esta fase de la Liga, los amigos se cuentan con los dedos de una mano.