Real Madrid 3 - Glorioso 1: Sin opción ante un mito y un pito
23/2/2002 - 13:25 - Enviada por fidel
¿Qué se puede decir cuando a un equipo no le dejan optar a nada que no sea la derrota? Llegó el Alavés al Bernabéu, realizó una primera parte casi perfecta, de ensueño, con gol tempranero tras una excelente jugada, con ocasiones marradas, superando al rival, un tal Real Madrid, pero sin acierto cara a la puerta contraria y con un gol encajado al filo del descanso tras una excelente jugada de Salgado.¿Podía el Alavés recuperarse de su mala racha de resultados en Madrid? Pronto se vio en la reanudación que no. Por, en primer lugar, la reacción del Madrid, con otra cara tras la entrada de Raúl, que adelantó a los de Del Bosque. La entrada del mito madridista mostró, por desgracia para el Alavés, cómo algunos jugadores, muy pocos en el mundo, pueden darle la vuelta a un partido simplemente con su presencia. Raúl solito rompió el control albiazul sobre el partido, anotó, provocó un penalty -o así- que permitió sentenciar y, mientras tanto, hizo que sus compañeros jugasen. Es bueno ese siete.
Y cuando el Alavés volvía a recuperarle la cara al choque, llegó el del pito, Ramírez Domínguez, para cortarle las alas que le iban saliendo al equipo. No sería justo decir que el Alavés haya perdido el partido por el colegiado. Más bien el árbitro, como decía Mané tras el choque, en algunas decisiones, ha marcado la tendencia del choque. Se ha encargado de dejar claro, por la vía de los hechos, que los albiazules simplemente no tenía opción. Arbitraje inteligente... Hacía meses que esto no pasaba. Y siempre es contra los mismos equipos. Ramírez Domínguez pitó al equipo el pasado año en Barcelona y Coruña. Todo un profesional de esto. El penalti que precedió al 3-1 fue todo un "momento así, así, así gana el Madrid". Dura liga ésta, en la que a al pobre no le dejan a veces respirar.
Por lo demás, el Alavés volvió a ser un equipo digno de respeto. Un equipo que comete errores -en el gol del empate pudo haberse hecho algo más, se pudo haber sentenciado en la primera mitad- pero que tiene unas señas de personalidad marcadas: presión, robo de balón, rapidez en el contraataque, trabajo, trabajo, trabajo... Y clase, como la de Geli y Witschge en la jugada del gol, un ejemplo de cómo se puede llevar una contra hasta el marcador. Un equipo que puede perder, pero que también puede ganar en cualquier sitio. Si le dejan intentarlo.